La película se estrenó por fin en 1931 y la publicidad no hablaba de vampiros sino de una extraña historia de amor, la cual empezaba con una frase del vampiro que decía: "Yo soy Drácula, bienvenido", expresada en un defectuoso inglés por Lugoshi, quien por cierto había reemplazado a Lon Chaney a causa de su repentina muerte.
El papel de Van Helsing estaba representado por Edward Van Soloan, el guión era de Garret Fort, la música de Tchaikovsky y Helen Chandler era la protagonista femenina que cautiva al conde.
Del director Tod Browning sabemos que nació en 1882, que se fugó a los 16 años de su casa para irse con una bailarina y que se inició en el cine en 1914 trabajando como actor en la película "Intolerancia", hasta que en 1917 dirige "Jim Bludso". Popularizado gracias a la película "Drácula", dirigió posteriormente "La parada de los monstruos", "La marca del vampiro", "Muñecos infernales" y "Miracles For Sale" en 1939. Desde ese año desaparece del mundo cinematográfico y la prensa le menciona como fallecido en numerosas ocasiones, sin que aún hoy tengamos certeza de cuándo murió, ya que algunas fuentes dicen que fue en 1962 y otras en 1944.
Entre los datos curiosos del film tenemos el hecho de que Lugoshi no tuviera que soportar ningún tipo de maquillaje, ya que su extrema palidez daba el aspecto diabólico necesario. También es de destacar que después de conseguir los derechos sobre la novela original de Stoker, el guionista basó la película en los textos de Balderston y Deane, los autores teatrales, eliminándose la secuencia final en la cual el actor Edward Van Soloane se dirige al espectador para decirles que los vampiros existen.
Después de este film se hizo una secuela en 1934 titulada "La marca del vampiro" y en 1944 "El retorno del vampiro", también con Lugoshi como protagonista pero dirigida por Lew Landers. Anteriormente, en 1931, España realizó una versión de Drácula con el actor Carlos Villarias como el conde y Lupita Tovar como Mina y hasta el popular Mickey Mouse tuvo que vérselas con un chupasangres en "La gran gala de Mickey Mouse" en 1933.
En esos años y con la leyenda fuertemente arraigada en el público, se estrenaron entre otras: "La hija de Drácula" (1933) aprovechando los decorados de otras versiones anteriores e interpretada por Gloria Holden (Mina), "La cíngara y los monstruos" (1944) con John Carradine, "La mansión de Drácula" (1945) con Martha O'Driscoll y hasta una parodia que dirigió Charles Barton titulada en España "Bud Abbot y Lou Costello contra los fantasmas". Otras películas que con más o menos honor han pasado por las carteleras fueron: "Drákula Istanbulda" (1953), "La sangre de Drácula" (1957) y "la vuelta del vampiro (1958), justo el mismo año en que la Hammer decide tomar el timón y realizar una de sus mejores películas:
Filmada en color, lo que indudablemente supuso una fuerte crítica de los puristas, defensores del blanco y negro a ultranza, la película de la Hammer fue un éxito de público total en el mundo entero y eso influyó decisivamente en los gustos de la gente, guiándoles a una nueva concepción del cine de terror. Ahora la sangre se veía claramente, era tan roja como en la realidad y Drácula no era el señor absoluto de las tinieblas por su maldad, sino por su extraordinaria seducción hacia las mujeres. Su presencia bastaba para que las mujeres más honestas cayeran presas de un delirio sexual y nada ni nadie las podían detener para volver a mantener relaciones de ultratumba con su amado seductor. Afortunadamente, los celosos novios y maridos contaban con algunas armas eficaces para detener al vampiro, entre ellas el olor del ajo, la presencia del crucifijo, la luz del sol y, sobre todo, la cruel estaca clavada en el corazón.
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