Para completar la maravilla de efectos especiales se grabaron en un zoológico los rugidos de leones y tigres y debidamente mezclados, más un reforzamiento en las notas bajas, se consiguió que los gritos del gorila fueran tan aterradores como su presencia. Estos efectos, así como multitud de transparencias colocadas en el momento idóneo, sirvieron para cautivar a los públicos de aquella época y lograr que la película soportara el paso del tiempo con honestidad. Tan realista resultó el film que tuvieron que cortarse algunas escenas verdaderamente escalofriantes, como el aplastamiento de un niño negro por el pie del gorila, la muerte de unos marineros que son devorados lentamente por arañas gigantes, la caída de una mujer histérica desde lo alto de un rascacielos y, por supuesto, el desnudo casi integral que realiza King Kong a su amada bella, a la cual quita dulce y placenteramente toda la ropa para contemplar extasiado su cuerpo. Los espectadores tuvimos que conformarnos con un esbozo del desnudo.
La película se estrenó el 2 de Marzo de 1933 en los cines Radio City Music Hall y Roxy Theatre de Nueva York y el éxito fue tan extraordinario que ese mismo día se acometió inmediatamente el rodaje de una secuela.
LA HISTORIA
Un director de cine encuentra en las calles de Nueva York a una joven indigente, tremendamente bella, a quien contrata para interpretar el principal papel en su próxima película, la cual se rodará en la isla de la Calavera situada en el sur del Pacífico.
Una vez allí, la guapa chica será raptada por miembros de una tribu de nativos y la atan a una especie de altar para ofrendarla a un gigantesco dios. Este ser, denominado Kong, es un enorme gorila que también queda subyugado por la belleza de la joven Ann y se la lleva a su cubil, no sin antes luchar con animales prehistóricos, entre ellos un pterodáctilo y un tiranosaurio. Una vez a solas, bella y bestia, nuestro gorila desnuda pacientemente a la chica pero es rescatada (afortunadamente) por el cineasta, quien logra dormir al gigantesco gorila y llevárselo a Nueva York.
Allí es exhibido ante el público y todo va bien hasta que Kong ve cómo su amada es abrazada por su novio. Su ira se vuelve incontrolable y en su afán por apresar a Ann destroza casas, coches y vagones del metro, refugiándose finalmente en lo alto del Empire State Building, desde donde repele el ataque de los aviones del ejército. Por desgracia, las balas le debilitan grandemente y cae al vacío, no sin antes poner en lugar seguro a su chica.
LA CHICA
Fay Wray nació en Cardston, Canadá, en 1907 y su nombre completo era Vina Fay Wray, dedicándose desde muy joven al mundo artístico, lo que le sirvió para ser nombrada en 1926 como una de las Wampas Baby Stars, las jóvenes promesas que luego deberían llegar al cine. En esa época competían por el mismo galardón las aún desconocidas Joan Crawford y Dolores del Río, logrando hacerse Fay con el principal papel en la película "Marcha Nuncial", en pugna contra Mae Murray. Esto ocurría en 1928.
Después interpretó otros éxitos y aprovechando su belleza se convirtió durante varios años en el mito erótico del cine, interpretando "Las cuatro plumas" (1929), "El malvado Zaroff" (1932) y "Los crímenes del museo" (1933), justo antes de rodar su gran éxito "King Kong". Su fama como mito erótico fue similar al conseguido por Marilyn Monroe y eso que la censura se encargó de eliminar la mayor parte del desnudo integral que filmó. Solamente King Kong y el director fueron los afortunados que consiguieron ver la escena en su totalidad.
A pesar de su interés en lograr que la gente la recordase por el resto de sus filmes, Fay nunca lo consiguió y se retiró desilusionada del cine en 1942 después de rodar "Melodía para tres", y aunque volvió años más tarde, cuando falleció su segundo marido el productor Robert Riskin, estaba ya olvidada por el público. Aún así, intervino en "El tesoro del cóndor" (1953) y "Tammy, la muchacha salvaje" (1957), entre otras, retirándose definitivamente del cine.
Fue invitada de honor al festival de Sitges de 1989 y murió poco después, en 1995, agudizando la leyenda de que los veteranos actores que son aclamados en ese festival mueren poco después.
Unos años antes, en 1983, se celebró un homenaje a la actriz y a la película, colocándose un King Kong hinchable en la cúspide del legendario Empire State Building para regocijo del público.
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